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jueves, 11 de junio de 2015

¡Sobreprotección! No me ayudas, me invades

¡Sobreprotección! No me ayudas, me invades


"Muchas veces la preocupación es una forma de ocuparse de alguien que no puede valerse por sí mismo. En este sentido, los padres se ocupan de sus hijos mientras estos los necesitan. También las personas enfermas o con una incapacidad son objeto de una atención semejante.

Esa preocupación única proviene del amor y es profundamente humana. El que se ocupa de otro se experimenta así mismo como humanamente unido y dedicado al otro, parte del tiempo en que éste necesita ayuda y atención.


Pero también hay una preocupación soberbia, sobre todo cuando uno se preocupa por alguien que es capaz de cuidar de sí mismo y que puede y debe determinar autónomamente lo que quiere y cómo desea actuar, sean cuales fueran las consecuencias que de ellos deriven para ello o los demás"
(Bert Hellinger) 

La sobreprotección es una conducta que, a pesar de la buena intención de proteger al ser amado, lo que genera muchas veces es mucho daño.


El amor posesivo -que se justifica por sus exceso de preocupación por el otro- no es lo más sano. Si el amor se desborda al grado de no permitir al otro ser libre, crecer, tomar sus propios riesgos y responsabilidades, por miedo a que salga lastimado, se estará cayendo en la sobreprotección, lo que será interpretado por el otro, aquel al que se quiere proteger, como una devaluación, se sentirá subestimado pues estará recibiendo el mensaje de: "Tú no puedes" "no eres capaz" "por eso yo tengo que cuidarte, responder por ti, protegerte en todo sentido".

La persona a la que se quiere cuidar (el hijo, la pareja,la novia,el hermano) se sentirá débil, incapaz, inferior ante los ojos de aquel que intenta protegerlo.
La única forma de ayudar a crecer y fortalecerse a los seres queridos , es permitiéndolos enfrentar las situaciones de la vida con sus propios medios, dejarlos caer, lastimarse y vive el dolor, pues es la única manera en que podrán aprender a fortalecerse y a desarrollar sus propios medios para defenderse y enfrentar las múltiples experiencias en cada etapa de la vida. Esa preocupación desune, debilita a aquel por el que uno se preocupa. Lo priva de la libertad.



En esos casos sólo hay una actitud puede ayudar: que quien se preocupa de esa manera libere al otro de su preocupación. Si realmente amas a alguien déjalo libre, permítele vivir y enfrentar lo que le toque enfrentar en la vida y desarrollar su propia fuerza , si lo haces , estarás demostrándole un verdadero amor.


Pero, si no te atreves a dejar libre al otro, por más que le expreses que lo amas, siempre le estarás demostrando lo contrario, que no confías en él y que no crees que sea capaz de valerse por sí mismo, generando con ello en dicha persona

 - sin importar que se trata de tus hijos, tu pareja, un hermano, un amigo - 

mucho resentimiento y rencor, llegando incluso a tomar la decisión de alejarse de ti para poder crecer y tener espacio para respirar, logrando con ello justo lo que menos querías: perder a tu ser amado por darle demasiada protección, un cuidado y una forma de amor que hacen más daño que bien y que destruye las relaciones y aleja a las personas, las más importantes o significativas.